Notas del Lector

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Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año A, 20 de febrero 2011
Leccionario índice # 79

Traducido por el Padre Oscar A Mendez, OFM, de la Parroquia Santa Isabel, Oakland, California

Breves comentarios de veinte segundos para la congregación. Arregle con su comité de liturgia para que se lean estos comentarios históricos antes de cada lectura.

¿Quién debe leer estos comentarios antes de la primera y segunda lecturas, y antes de la aclamación al Evangelio? No son ni palabra de Dios, ni parte de la homilía, por lo tanto no deben ser leídos desde el ambón. Son una enseñanza modesta. Así que el que preside debe leerlo desde la sede y el lector a su vez dirija su mirada al que preside y escuche.

Imprima esta página, córtela por las líneas azules, y dele los párrafos introductorios a la persona que los leerá.


Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año A, 20 de febrero 2011
Antes de la primera lectura:

El Dios de Moisés era diferente a los dioses de otras tribus, y se esperaba que las personas que seguían al verdadero Dios fueran diferentes de las personas que adoraban a dioses paganos. Este pasaje da un adjetivo a las diferencias, "santo", y especifica algunas formas en que el pueblo de Dios debe ser diferente de otros pueblos.
Después del salmo, antes de la segunda lectura:

San Pablo le dice a la iglesia en Corinto que es santa, y que es más imprudente dejarse dividir por las lealtades a algunos dirigentes o ideas.
Antes de la aclamación del Evangelio:

Jesús, el nuevo Moisés predica desde el monte, y continúa contrastando las formas de sus seguidores con las formas aceptadas de los pueblos antiguos.

Para pagar por el uso de las palabras arriba mencionadas, por favor, reste un número igual de palabras opcionales de otros lugares en la liturgia.

First reading, Levítico 19,1-2.17-18

El fondo teológico y literario: Relativamente los últimos traductores titularon este libro como "Levítico", porque casi todo el contenido se refiere a los deberes rituales de los muchos sacerdotes de la tribu de Leví. Pero los antiguos escritos en hebreo toman sus títulos de la primera palabra de su texto. En este libro, la primera palabra significa "y él llamó a", es decir, "y el Señor llamó a Moisés". Moisés llamó (y los hijos de Israel) ¿a qué? A la santidad, como en el estribillo frecuente del libro, "Sed santos como yo, el Señor, soy santo." Ahora bien, hay muchas definiciones de santidad, pero yo sostengo que la original, y la sabiduría de la religión israelita, es la llamada a ser "separados y distintos", como en ¿Y cómo es el Señor diferente a otros dioses? Precisamente por borrar la brecha entre lo divino y lo humano que domina la religión pagana, y de ser Dios con el pueblo: acompañándolos en su viaje peligroso, iluminando la Ley para que sus vidas y sociedad sean humanas y excelentes. Y la gente debe ser santa, es decir diferente a otros pueblos, al actuar como personas que reconocen que su Dios ha elegido estar cerca de ellos.

Antecedentes históricos: No todas las secciones del libro comparten el origen sublime que se describe anteriormente. Gran parte de ello es insignificante. Gran parte de ello refleja el pensamiento mágico y la religión materialista. Gran parte de ello está destinado a mejorar la seguridad del trabajo y la comodidad de los sacerdotes. La unión de sus partes, su edición y reorganización, sirve siempre a las necesidades de algunos, y algunas veces sirve a las necesidades de todos, del pueblo de Dios en determinados lugares y momentos. Pero se encuentra la sabiduría que hay bajo la noción de la santidad tanto de Dios como de su pueblo.

El Marco Litúrgico: La motive de santidad-como-contraste hace que esta lectura sea apropiada hoy para la proclamación a la vista del Evangelio. Hemos llegado al punto en el Sermón de la Montaña donde Jesús fuertemente diferencia el comportamiento ético que espera de sus discípulos de lo convencional, de lo que "he oído que se dijo." Tal vez se entendió que "se dijo" quería decir, "dice en la Ley de Moisés o dicho por mis predecesores." Pero tal vez Jesús no da ningún crédito a esto porque es indiferente a la antigua sabiduría.

Proclamándola: Piensa en cómo te gustaría escuchar a un lector proclamar el evangelio de hoy, donde Jesús distingue sus nuevos mandamientos de lo que "ustedes han oído", las formas torpes, sin reto, pasadas de moda, y anticuadas de hacer las cosas. El Sermón de la Montaña no era la primera vez que Dios había anunciado nuevas expectativas y expresado su desdén por las viejas costumbres. Este pasaje de Levítico recuerda una revolución similar anterior. Suena revolucionario. Hace que el Señor suene con autoridad, ya que la autoridad solemne es todo lo que Dios tiene que usar para ser persuasivo.

¿Se ha impresionado por la idea de que estamos llamados a la santidad porque Dios quiere estar con nosotros? Si es así, vuelva a leer los tres primeros párrafos arriba, y sentir de nuevo la pasión, justo antes del servicio litúrgico, donde llamaras de nuevo a la gente de Dios a la santidad.

Segunda lectura, 1Corintios 3,16-23

Antecedentes históricos: Todavía estamos en Corinto, y Corinto sigue siendo rebelde, y Pablo todavía está tratando de unificar a la comunidad cristiana de Corinto. En cierto sentido, su deseo de resolver sus diferencias está motivado por una visión de su santidad, y en este sentido que discernimos lo que nos dice la primera lectura de hoy: Tu comunidad en Cristo debe ser diferente de los grupos de discordia y competitivos que hay alrededor de ustedes, ya que su cabeza, Cristo, es Santo, es diferente de cualquier otro que inspira otras rivalidades. No seamos como ellos. Si lo somos, seremos indignos de Cristo.

De manera más inmediata, Pablo ha estado usando imágenes de construcción de casas. En el versículo 3:10 dice que él había sentado las bases, y los demás deben respetar esas bases, que es Cristo. Pero ellos construyen la fundación con oro, plata, joyas, madera, heno o paja. Eso suena descriptivo de una variedad de contribuciones a la vida comunitaria de la iglesia.

Y bajo la pluma fértil de Pablo se desprende otra metáfora basado en la construcción en que el pueblo es un templo. Nosotros, los cristianos de hoy en día estamos acostumbrados a escuchar que somos templos del Espíritu Santo, pero en los primeros días, un templo era una reserva única para una presencia especial de una deidad. En el templo de Jerusalén de los Judíos (el único templo de los Judíos por ahora, en cualquier lugar), había un santuario que sólo el sumo sacerdote podía entrar, y sólo una vez al año. Ahora Pablo está diciéndole a una bulliciosa comunidad pagana en un puerto marítimo que son un templo en el que vive el Espíritu de Dios. Así que esta frase de la lectura es más revolucionario de lo que te puedas imaginar.

Entonces Pablo cambia de tema de nuevo a una anterior, y nos da un poco más sobre las diferencias entre los poderes humanos y los poderes de Dios. él quiere que las facciones leales a diferentes líderes cristianos en la historia de la comunidad de Corinto sean transferidas a las lealtades de un solo Cristo, por lo que minimiza las facultades y autoridad de Cefas, Apolo y de él mismo.

En tu proclamación, piensa que la lectura está dividida en tres párrafos (es la forma que está en el leccionario, aunque San Pablo probablemente no lo hizo de esa manera en su pergamino, nunca lo sabremos). El primer párrafo tiene dos frases. Al final de la segunda frase, se hace hincapié en la última cláusula, "porque el templo de Dios, que eres tú, es santo." Haga una pausa después de decir eso. Yo recomiendo esto, con la esperanza de que sus oyentes lo relacionen con la frase "Santo eres" de la primera lectura.

En el segundo párrafo haga audible todos los contrastes entre sabios y necios, sabiduría y locura. Cambie el tono de voz cuando diga estas palabras. Haga sentir que Pablo está seriamente preocupado –su gente estaba actuando tontamente, sin pensar y él sinceramente quería que ellos abrazaran la sabiduría. Esto no era trivial ni de rutina.

De al tercer párrafo la retórica que su autor claramente intentaba. Sonido triunfal y contundente.

Otros pocos comentarios sobre estos pasajes. Menos de lo habitual, ya que no hemos celebrado este domingo del año litúrgico desde 1996. Los enlaces pueden ser incompletos por unas pocas semanas antes de la "fecha establecida."
La iglesia no ha observado el Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario o Séptimo Domingo después de Epifanía desde 1996. ¿Por qué es eso? Bueno, es complicado, pero comprensible.

El lapso de semanas en el calendario de la iglesia entre el Miércoles de Ceniza y Pentecostés es siempre el mismo, pero puede comenzar en cualquier momento en un tramo de treinta días a fines del invierno. El período de Adviento a Epifanía varía de acuerdo a la fecha fijada de la Navidad, pero puede variar hasta seis días, puede empezar dentro de un lapso de una semana de duración a finales de otoño, y puede terminar en cualquiera de siete fechas en el mes de enero. El Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario tiene que caer en una de las ventanas entre las temporadas especiales flotantes. Pero espere, se pone más complicado.

Por una costumbre muy antigua, basado en la calendarización pre-cristiana de la Pascua judía, la Pascua se celebra el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. La luna llena ocurre cada 29½ días. El equinoccio ocurre en un periodo de uno o dos días del 21 de marzo. El 21 de marzo sucede cada 365¼ días. Así que la fecha de la Pascua oscila hacia atrás o hacia adelante en el calendario. Asimismo, la temporada de Cuaresma a Pentecostés. Así que el número de semanas del tiempo ordinario entre la Epifanía y la Cuaresma varía de año en año.

El intervalo del tiempo ordinario entre Pentecostés y el siguiente Adviento también puede variar. ¿Por qué? Porque queremos que haya cuatro domingos de Adviento antes de la Navidad, y la Navidad se mueve en el calendario de lunes a domingo. Así que el Adviento podría comenzar tan tarde como el 3 de diciembre, o tan temprano como el 27 de noviembre. Eso puede variar el número de domingos entre Pentecostés y Adviento. Uno de los domingos en ese tramo podría ser designado como Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario. Pero con frecuencia los dos períodos flexibles para el Tiempo Ordinario no suman el número óptimo de los domingos ordinarios. Si tenemos que suprimir algunos de ellos, suprimimos los Domingos Ordinarios seis, siete u ocho. Es un poco arbitrario, pero se basa en algunas tradiciones que hemos encontrado cómodas.

Haga un poco de aritmética en el número de días en una semana, en un mes lunar y en un año. Los intervalos no se dividen entre sí de manera uniforme. Los fenómenos naturales que reflejan estos intervalos, ya que ellos reflejan las posiciones de la tierra, la luna y el sol, son las mareas. Un marinero que conozco me dijo una vez que las tablas de mareas se repiten cada diecinueve años y medio (yo no sé por qué es así, no es un número entero). O tal vez fue un astrónomo que me contó que sus efemérides, sus tablas de los tiempos y el azimut de la salida de la luna y el amanecer, tienen un plazo de 19½ años. No me acuerdo. Algunos números como estos pueden describir el ciclo de los ciclos litúrgicos. Consideremos también que nuestras lecturas varían en un ciclo cada tres años. Eso explica el por qué usted no ha escuchado las lecturas de hoy en la iglesia durante doce años, QED, y el por qué en el Internet se encuentran pocos comentarios sobre las lecturas.

Servicios Koinonia Comentario en Inglés por el Padre Roger Karban de Belleville, Illinois, USA The Text This Week; homilías, obras de arte, películas y otros recursos en Inglés. Excelente sitio web de la Universidad de Saint Louis, en español
aún no publicado al 3 de febrero 2011.


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Última modificación de la página 3 febrero 2011